El paisaje más
característico de la cuenca del Llierca lo forman la combinación blanquecina de
la roca calcaría de los riscos con el verde oscuro de los encinares, el tipo de bosque predominante.
Aunque en la
Alta Garrotxa las lluvias son
abundantes, la rápida infiltración
del agua a través de la roca hace que su efecto sobre la vegetación sea
limitado, lo que acaba comportando un ambiente vegetal más seco de lo que le correspondería
favoreciendo el encinar.
Aún así, en
ganar altura en las solanas podemos
encontrar robledales y prados de pasto y en las umbrías húmedas hayedos. Alrededor de los
cursos de agua encontramos comunidades vegetales dominadas por el aliso, el avellano
y el sauce.
El retroceso
de las prácticas agrícolas y ganaderas, ha hecho crecer la superficie de bosque
en detrimento de los espacios abiertos y el paisaje en mosaico, cosa que ha provocado un augmento de las
especies animales adaptadas al bosque como el jabalí y la ardilla y un descenso
de las especies adaptadas a espacios abiertos como el conejo y la perdiz cosa
que afecta a la supervivencia de otras especies como las aves rapaces (águilas, halcones, búhos y buitres).
En el río
encontramos peces como el bagre y el barbo de montaña y una buena
representación de reptiles y anfibios de agua como la salamandra, la
culebra y en las rocas la lagartija.
Podemos
encontrar otros mamíferos como
el
rebeco, el corzo y el gato silvestre y una gran multitud de especies invertebradas aún por estudiar.